quarta-feira, 2 de março de 2011

David Luiz ilumina al Chelsea

La efervescencia del Manchester United duró hasta que David Luiz lo permitió. El central del Chelsea, protagonista en los dos campos, no solo sofocó el empuje del rival, sino que azuzó a su equipo hasta el punto de que voltear el resultado (2-1). Trepa posiciones el Chelsea (48 puntos), que no se descabalga del todo por la Premier y retroceden un pelo los diablos rojos (60), todavía líderes pero con la mirada echada al retrovisor, con el Arsenal (54) ya en el cogote y con un partido menos. A falta de constructores bien vale un pase largo y directo. No tiene otra cosa el Chelsea, equipo sugestivo y rompedor en las dos áreas aunque inerte en el eje, sin una mano que mueva los hilos del equipo. Essien no da un pase largo por definición y se encasquilla también en el corto; Ramires corre por dos, pero lo hace sin la pelota; Lampard es una delicia en el remate al tiempo que escasea en el apartado del ingenio; y Anelka, desplazado a media punta tras la llegada de Torres, conduce el balón con la cabeza gacha y sin atender a los desmarques de los compañeros. La laguna en la creación, que le define y le aleja de la cabeza en la tabla, también anula a Torres, sin pases ni balones. Pero no a la rizada melena de David Luiz. Ni siquiera ante el Manchester United, un adversario mucho más completo. Si bien carece del juego interior, rompe desde los costados, desde el frente con los descuelgues de los puntas y, de paso, muerde terreno al adversario con un la llegada masiva. Todo aliñado por el pie de Scholes.
Ya no tira regates ni quiebra las cinturas de los adversarios. Pero su bota es un seguro de vida y su cerebro un privilegio. Scholes se hace el remolón a la hora de mezclar en posiciones avanzadas porque le falta físico para cobrarse la parcela, pero actúa como un medio centro para dar una salida de la pelota tan rápida como precisa, con el contragolpe como objetivo. Posee el menudo pelirrojo, además, la virtud de aguantar la pelota sea donde sea. Un alivio para el Manchester United, que persigue sin éxito el pase definitivo pero que como remedio activa la táctica del rugby; avanzar metros con el balón escondido, con Scholes de trilero y Rooney de ejecutor. Una marabunta que te come terreno. Así, Scholes sacaba el cuero, se descolgaban los delanteros y, de primeras, buscaban el pase a la carrera de Nani y Fletcher, punzones por los costados. En una de esas, Nani sacó un centro envenenado que Chicharito -le ha rebasado a Berbatov- no cazó de chiripa. A la siguiente, sin embargo, la diagonal del portugués acabó con una cesión sobre Rooney. Una vuelta de peonza, David Luiz se desentendió del marcaje -quizá aún aturdido por un pelotazo que recibió segundos antes en la entrepierna- y Gazza sacó su látigo. Raso, ajustado al palo y a la red. Un gol de aúpa; un martirio para el Chelsea, incapaz de trasquilar al contrario por más que le cediera la pelota. Pero no para David Luiz, que está en todas partes.
La rizada melena de Luiz parece ser omnipresente. Destruye, a las buenas y a las malas porque defiende la teoría de pasa el balón o el jugador pero no las dos cosas, en su área. También rompe unos metros más arriba porque se anticipa con facilidad. Corrige gracias a su velocidad. Y despeja el balón por arriba como nadie. Le falta sacar el balón limpio desde atrás. Pero no acudir al remate. La mejor de las noticias para el Chelsea, que desconecta con sus delanteros porque flaquea en el juego interior. Por lo que los blues se remitieron a las jugadas de estrategia. Y le salió bien la apuesta, exigida por el guión. A un rechazo fuera del área, Essien respondió con un centro al punto de penalti, donde Ivanovic peinó el cuero al segundo poste. Hacia ahí corría Evra y ahí aguardaba David Luiz, que enganchó el balón con fiereza para enviarla a gol, previo susurro al palo.
Reculado el Manchester United porque su empuje es pasajero, el Chelsea probó fortuna sin recompensa en tres disparos. Malouda remató demasiado centrado, Essien envió la pelota a la luna y a Ivanovic le faltó un pelo para conseguir el gol, evitado a última hora y en la línea de gol porque Vidic llegó a tiempo. Nada más se supo de los diablos rojos, que no se reactivaron ni con la entrada de Giggs -sumó 606 encuentros en Liga con el Manchester United, los mismos que Bobby Charlton- ni de Berbatov. Coyuntura, en cualquier caso, que le acabo de rematar. Resulta que Zhirkov se coló en el área y Smalling, reflejó del agotado Manchester United, puso el pie para cortar el avance y cometer un penalti tan ingenuo como torpe. Lampard no falló. Al centro y victoria; sonrisa de Luiz, que ilumina al Chelsea.

Fonte: El País

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